Por el estruendo, la vibración que desajustó el plafón de su habitación y el golpe que sintió en el rostro, como un almohadazo, Alejandro pensó que habÃa explotado el tanque ...
llegando tarde a clase con el almohadazo impreso en el cachete. Lucía con dos trencitas que le estiran la sien, dándose la vuelta para pasarle un papelito a su amiga. Ambas riéndose bajito.
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